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"Una ayuda, pero no una salvación"

  • Foto del escritor: Marina Salvador
    Marina Salvador
  • 9 may 2019
  • 8 Min. de lectura

Actualizado: 13 may 2019



Actualmente hay muchas familias que no llegan a fin de mes y tienen dificultades para poner un plato de comida en la mesa. Para intentar acabar con esta situación, en Terrassa existe El Rebost, un proyecto que proporciona a sus usuarios un carro lleno de alimentos cada mes. Este servicio funciona gracias a la mano de voluntarios y técnicos, entre ellos María Dinares, quien nos recibe para contarnos más sobre esta organización.


¿Nos podrías explicar qué es El Rebost?

Claro. Es un espacio donde se distribuyen alimentos de forma gratuita, en el que cooperan diferentes ONGs, y está gestionado por el ayuntamiento de Terrassa.  Durante todos los años que ha funcionado, han pasado por aquí diferentes organizaciones, pero actualmente se sustenta sobre todo por Cruz Roja Terrassa, y también por la organización Gent Solidaria.


¿Cómo surge esta entidad?

Surge por la necesidad. La crisis afectó de una forma brutal a muchas familias. Si bien antes aquello de ir a pedir comida o necesitar de servicios sociales para conseguir alimentos era cosa de pocas familias, con la crisis se convirtió en algo cada vez más normal.

Realmente, también nace de la necesidad de organizar mejor las ayudas, así desde el propio ayuntamiento se gestiona la situación y la asistencia de los usuarios.


¿Cuál es el objetivo de esta colaboración entre organizaciones?

El objetivo es que hay mucho trabajo y no se debe repetir. Pasaron de ser 300 personas las que necesitaban ayuda a ser 3.000, y esto debe organizarse. Las personas antes no se encontraban con este problema tan grave. El mayor objetivo es la eficiencia, atender a la gente lo mejor posible. Es una situación de emergencia que requiere que el problema se resuelva de la mejor manera.


El interior de El Rebost, donde los usuarios hacen sus cestas. Autora: Marina Salvador

¿Cuál es el funcionamiento de este proyecto?

Nosotros no nos tenemos que organizar con nadie. Cada entidad tiene su local o comparte local con otra entidad, no hay que organizar. Todos recibimos los productos por los mismos

conductos, uno de ellos es la Comunidad Económica Europea, que otorga una cantidad de alimentos proporcional al número de usuarios que tiene cada ONG. Cada organización hace un sumario al final del año, como un inventario, con el número de personas que ha atendido, y de ello depende que los canales que les suministran les den más o menos alimentos.


¿El ámbito de actuación de El Rebost se limita a la ciudad de Terrassa?

Sí, cada ciudad tiene su servicio. A veces lo que hacemos es dar servicio a ciudades pequeñas cercanas que no tienen su propio servicio, como por ejemplo Vacarisas.


Los alimentos que proporcionáis los obtenéis por cuatro vías principales, que se especifican en vuestra página web. ¿Cuál es la más importante para vosotros?

Se pueden conseguir por donaciones, gracias a la Unión Europea, mediante compras y  a través de la Fundación Banco de Alimentos. La Comunidad Económica Europea es quien más alimentos proporciona a las diferentes organizaciones.

El gran recaudo se hace una vez al año a finales de noviembre, es la conocida macro recogida de alimentos de Cataluña. Hace años teníamos que hacer otra recogida también en verano, pero pensamos que con esta segunda recogida agotaríamos la solidaridad de la gente.

Nosotros con la recogida de invierno nos podemos abastecer durante seis meses, y durante el resto del año aguantamos gracias a las recogidas de alimentos que se hacen en las escuelas de la ciudad.


¿De qué se compone una cesta de comida del Rebost?

La cesta, pues os imagináis: harina, arroz, azúcar, pasta y legumbres, que son un alimento con mucha proteína, muy económico y buenísimo. También damos aceite, tanto vegetal como de oliva. Y ahora tenemos huevos y pollo congelado, antes no podíamos darlo porque no teníamos neveras suficientes, y con tanta gente tenemos que asegurar que damos cestas equiparadas, para que todos puedan tener lo mismo. El producto fresco o lo tienes en buenas condiciones o no puedes distribuirlo.

También nos llegan alimentos que no son básicos porque se acerca su fecha de caducidad, por ejemplo, el chocolate, y lo naturalmente lo distribuimos, porque consideramos que para los niños es un alimento importante.


¿Cómo se distribuyen las cestas de comida?

Hay cuatro tipos de cestas clasificadas según el tamaño: pequeño, mediano, grande y supergrande. Es decir, se tiene en cuenta que hay personas que viven solas, otros usuarios que son pareja, también tenemos familias con hijos. Algunas de ellas son numerosas, con incluso siete o más miembros. Con los diferentes tamaños de cesta podemos medir fácilmente la cantidad de alimentos que se da a cada familia usuaria.


Es decir, se tiene en cuenta a los niños cuando se hacen las cestas.

Evidentemente. Se valora tanto si se trata de un niño pequeño o ya en edad escolar. Si se trata del primer caso, en la cesta se incluyen papillas y cereales, e incluso si la familia cuenta con un justificante médico, se les da leche materna. Si se trata de niños ya en edad escolar también se valora a la hora de gestionar y distribuir la comida, se les intenta dar complementos como chocolate y galletas.


Hay personas con necesidades especiales, como alergias o intolerancias. ¿Se les tiene en cuenta a la hora de hacer las cestas?

Evidentemente. Contamos con cestas especiales para las personas alérgicas y las celíacas. Para obtenerlas tienen que traer un justificante del médico, y una vez han demostrado sus necesidades, tienen derecho a otros alimentos diferentes a los del resto. Procuramos tener de todo, y marcamos los productos y alimentos que pueden tomar para meter en su carro.

Cada usuario tiene asignado un color, y los números determinan la cantidad de la que pueden disponer de cada producto. Autora: Raquel Triano.

¿Cada cuanto vienen las familias?

Las familias pueden venir una vez al mes máximo. El carro es grande, y es una ayuda, pero no es la salvación. Es una ayuda importante, y más si lo saben aprovechar. Hay gente que sabe hacerlo, y hay gente que no. Hay personas de todo tipo, con situaciones muy diferentes, y las que tienen más recursos personales hacen mejor uso de las ayudas, pero hay gente que no sabe gestionar los recursos, no saben decir “no”, y luego no aprovechan los alimentos.

Antes les dábamos el carro hecho, pero ahora ellos entran con un carro, el voluntario les acompaña, y ellos cogen físicamente los alimentos que quieren. Entendemos que de esta manera es más fácil que dejen los alimentos que no necesitan, saben que tienen un color asignado, y cada producto tiene un límite de productos que pueden coger, no es obligatorio que cojan de todo.


"El carro es grande, y es una ayuda, pero no es la salvación."

¿Hay algún criterio para ser un usuario?

Desde servicios sociales te piden toda la documentación necesaria, por ejemplo el contrato laboral o el carnet de paro. Lo que ha cambiado de años atrás a ahora, es que antes todos los usuarios estaban en paro, y ahora hay personas con trabajo, que aunque tienen ingresos no llegan a fin de mes. Con la subida de alquiler, lo que ganan es solo para pagar su casa. Imaginad si está mal la cosa.


¿Existe un perfil de persona o familia que necesita vuestros servicios?

Hay de todo. Hay más extranjeros, pero hay muchas personas de aquí, es falso el estereotipo de que solo acuden inmigrantes. A lo mejor no es half and half, porque es cierto que los extranjeros lo tienen más difícil, tienen menos recursos cuando llegan aquí y menos apoyo.


Hay muchas formas de colaborar, incluso vecinos de la ciudad lo hacen gracias a los carros solidarios. ¿Cómo empezó esta iniciativa?

La campaña de Carritos Solidarios la empezó Eduard Vinzo, un ciudadano que decidió dejar un carro de la compra en diferentes supermercados para que poco a poco se fuese llenando de comida, y cuando lo conseguía, lo traía a Cruz Roja. Ahora los carros llevan el logo de la ONG, y cuando está lleno nuestros voluntarios pasan a recogerlo.


Según datos de vuestra página web, en 2015 prestabais ayuda a 7.000 personas

mensualmente. ¿Se ha incrementado esta cifra?

No, la cifra no ha cambiado, hay que tener en cuenta que 7.000 personas es el equivalente a casi 3.000 familias. Como he explicado antes, tenemos usuarios de todo tipos, desde personas solas, a familias de más de siete miembros.


A lo largo del año, ¿hay una regularidad en la demanda de vuestros servicios?

Hay una regularidad, de momento llevamos unos años así. Siempre estamos llenos. Los

servicios sociales organizan las asistencias, es decir, reparten los días y las horas, y siempre estamos llenos. Las familias que están pasando por una situación dura sin perspectivas de mejorar, normalmente tienen asignadas las horas para tres meses seguidos, pero después de ese tiempo tienen que volver a pedir hora en los servicios sociales para ir renovando. Les recomendamos que vayan lo antes posible a ir a pedir cita, porque lo más probable es que se queden sin horas si se esperan demasiado. Esto significa que al mes siguiente no pueden venir.


Nos has contado que tenéis a trabajadores con vosotros.

Sí, tenemos tres técnicos que trabajan de manera remunerada. Uno se encarga de la gestión del local y los alimentos mientras que los otros dos se encargan del almacén. Esto tiene mucha responsabilidad, hay que organizarlo, limpiarlo y mantenerlo. Tened en cuenta que hay una gran cantidad de alimentos que se ordenan por fecha de caducidad, entre otros requisitos, y esto requiere muy buena organización.

Durante la entrevista, Maria Dinares nos enseña el almacén. Autora: Marina Salvador.

¿Y cómo se organizan los voluntarios?

Somos más de 100 voluntarios, y nos organizamos en cuatro equipos. Por un lado, el grupo que se encarga del almacén junto a los técnicos, y después está el resto de personal, que se encarga de la distribución de alimentos y la atención a los usuarios. Contamos con el equipo de bienvenida o "sofá", donde estoy yo, desde donde se pretende que la gente se sienta cómoda cuando venga aquí. Tenemos la obligación de atenderlos, rellenar unos datos y hablar con ellos si quieren. En general la gente tiene ganas de hablar, porque lo están pasando mal y necesitan a alguien que los escuche. Después está el equipo que les recibe y les pasa por caja, que es un trabajo más técnico.

Los voluntarios venimos una vez o dos por semana, pero de almacén hay gente que viene cada día, tienen una voluntad de hierro.


"Antes todos los usuarios estaban en paro, y ahora hay personas con trabajo que no llegan a fin de mes. Imaginad si está mal la cosa."

¿Creéis que hay suficiente implicación desde las instituciones con las personas que

viven una situación de vulnerabilidad?

Este es un problema grave. Aquí en Terrassa yo creo que el servicio se esfuerza tanto como puede. El problema es económico, no hay dinero. Desde hace años ha habido un malgasto impresionante dede las instituciones y la deuda ha ido creciendo.


En Terrassa, a pesar de que hay 200.000 habitantes, no hay un comedor social municipal. ¿Por qué creéis que pasa esto?

Yo no puedo opinar porque sé que no hay dinero. Hay voluntad, pero no hay recursos. El país lleva malgastando mucho tiempo, y no se ha estrechado el cinturón cuando lo tenía que hacer. Esta crisis coincidió con la llegada masiva de inmigrantes sin recursos, por lo que la situación se hizo cada vez más extrema.


¿Terrassa es una ciudad que cumple con los derechos de los más necesitados?

Yo pienso que lo intenta. Si no se hace más es porque no se puede hacer más. Desde el ayuntamiento y las instituciones, de verdad que se intenta.


Organizaciones como El Rebost son esenciales, permiten aumentar la calidad de vida de las personas más vulnerables. Sin embargo, la última afirmación de María permite abrir un amplio debate, ¿Realmente las instituciones no pueden hacer más por aquellos que lo necesitan? El Rebost proporciona alimentos a más de 3.000 familias cada mes, pero otras muchas pierden su cesta mensual, que en algunos casos es de extrema necesidad. De esta manera, cada día miles de personas se quedan sin un plato que poner en la mesa.




Por Raquel Triano y Marina Salvador






Para saber más sobre organizaciones que trabajan en Terrassa:

-Conoce cómo funciona la famosa Fundación Busquets.

-Descubre Catering Social TK, un comedor social totalmente innovador.

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