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Los comedores sociales en Cataluña

  • Foto del escritor: Marina Salvador
    Marina Salvador
  • 2 may 2019
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 3 may 2019

Según cifras del Idescat del año 2017, al menos el 20% de la población catalana estaba en riesgo de pobreza. Con cifras más claras: un millón y medio de personas tenían dificultades para poner un plato de comida en la mesa. A día de hoy, dos años después, esta situación no ha cambiado, y es que miles de personas continúan necesitando ayuda para poder satisfacer sus necesidades más básicas: comida, hogar e higiene.


La crisis económica disparó la importancia de los comedores sociales: entre 2008 y 2015, las comidas que se proporcionaron pasaron de 339.573 a 512.441 respectivamente. Se creaban largas listas de espera para poder comer. La recesión causó además que aquellos que acudían a recibir una ración de comida no fueran "sin techo" o inmigrantes, sino personas de nacionalidad española, un hecho al que la sociedad no estaba acostumbrada. Personas en solitario o familias enteras que se encontraban en una situación económica desoladora encontraron ayuda en los comedores sociales, que les aseguraban un plato de comida diario.


Entre 2008 y 2015, las comidas distribuidas en los comedores sociales pasaron de 339.573 a 512.441

Los comedores sociales luchan contra la estigmatización, su función continúa cuestionándose y ocultándose. La realidad es que son muchas las personas que acuden a estas organizaciones, algunas lo hacen en silencio, sin que nadie de su entorno lo sepa, por vergüenza o miedo al rechazo. Los voluntarios y trabajadores luchan para que su acción sea reconocida, normalizada y visibilizada.


En Cataluña los comedores sociales son una evidente necesidad, las cifras hablan por sí solas. Sin embargo, después de haber investigado los diferentes comedores que se ofrecen en cada provincia catalana, se muestra una gran problemática: no hay suficientes.


Barcelona es con diferencia la provincia donde hay más comedores sociales. En los barrios del centro, son numerosas las organizaciones que se dedican a ayudar a los más vulnerables. En la zona del Vallès Occidental, organizaciones como la Fundación Busquets o el Catering Social TK trabajan duro por satisfacer las necesidades de quienes acuden. Otras entidades como Cruz Roja o Càritas también colaboran en el territorio catalán, aunque no de manera exclusiva, si no que son organizaciones que trabajan internacionalmente.


Otra realidad diferente se muestra en el resto de provincias. Si es cierto que la población es mucho menor, Gerona, Lérida y Tarragona no están en igualdad de condiciones. Los ayuntamientos de cada municipio colaboran con la causa, y establecen ayudas a los más necesitados, pero la información sobre comedores sociales es escasa, y las direcciones que se incluyen en internet son erróneas. De esta manera, una persona que requiera de la ayuda de un comedor social, tendrá muchas dificultades para acceder a sus prestaciones. Además, el hecho de que haya tan pocos comedores en estas zonas propicia un exceso de trabajo que impide una atención adecuada para todas las personas que acuden. Largas colas y falta de recursos son el resultado de esta escasez de comedores.


Obviamente, todos los comedores hacen una función social esencial, y ya sea en mayor o menor medida, cualquier colaboración marca la diferencia. A continuación, se muestra un mapa interactivo con los principales comedores sociales de Cataluña, organizados en provincias. Cabe destacar que no se incluyen todos los comedores, sino aquellos accesibles por internet y con cierta popularidad. Cada uno tiene su organización, su ideología, su propia historia, pero les une un objetivo: acabar con la desigualdad a la que algunas personas se han visto abocadas.





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