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Solidaridad en estado puro en el 116

  • Foto del escritor: Carolina Gramunt
    Carolina Gramunt
  • 12 abr 2019
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 14 abr 2019

Cuando paseamos por el centro de Barcelona solemos pensar en restaurantes, tiendas y modernidad, lo que no pensamos – probablemente porque no lo sepamos – es que, en el mismo centro de la ciudad, en Consell de Cent número 116, hay personas que solo piensan en tener algo caliente que llevarse a la boca cada día para subsistir. El número 116 corresponde al Comedor Social del Eixample, situado al lado de la Parroquia de la Mare de Déu de la Medalla Miraculosa. En estas dos imágenes podemos observar la entrada al comedor social desde la calle y la entrada una vez cruzada la puerta.


Puerta de entrada al Comedor Social del Eixample C/Consell de Cent 116. CAROLINA GRAMUNT

Pasillo de acceso al comedor social. CAROLINA GRAMUNT

Lo primero que se percibe al abrir la puerta es un intenso olor a comida y un suave murmullo de gente. Tras subir cuatro escalones llegamos a una pequeña puerta que da paso al comedor, allí se encuentra una voluntaria detrás de un ordenador que se encarga de pedir a cada persona que accede una tarjeta con código de barras a modo de identificación. El comedor es una habitación rectangular con capacidad para un centenar de personas repartidas en 8 mesas, aunque no suelen coincidir más de 20 personas a la vez. En la pared de la derecha se encuentra un gran aparato de aire acondicionado y en la pared de la izquierda un radiador para mantener una temperatura idónea, junto a una estantería con libros, hojas de reclamación y espacio para dejar la bandeja con los cubiertos.

Al fondo de la habitación a la izquierda hay dos lavabos de libre acceso, y a la izquierda, separado del comedor por una barra, encontramos la cocina donde dos voluntarias de la Fundació Futur– también extranjeras – preparan y sirven la comida. Esta fundación se encarga de transportar comida a todos los centros (tanto escuelas, como centros para gente mayor, como comedores sociales) que precisen sus servicios. En el caso de que el recinto donde transportan la comida no tenga cocina, la elaboran en sus cocinas centrales antes de transportarlas.


En su mayoría, las personas que acuden son hombres extranjeros de edad avanzada que van solos e interactúan entre ellos mientras se comen su bandeja de comida y beben agua en vasos de plástico reutilizables. Las conversaciones son breves: algunos se quejan de la calidad de la comida, otros piden repetir plato, otros prefieren mantenerse en silencio… Al fin y al cabo, todos acuden por lo mismo: encontrar el cobijo y el alimento que no pueden conseguir en otro lugar, aunque la historia de vida de cada uno es completamente distinta a la de su compañero de mesa.


Este comedor social ofrece servicio de comedor al mediodía los 365 días del año de 12h a 14h y organiza talleres de integración para todo el que quiera asistir. Pueden ofrecer ayuda gracias a la colaboración del ayuntamiento que subvenciona la comida de cada persona que acude al comedor, gracias a la Fundació Futur y gracias a las voluntarias que trabajan cada día para que estas personas no pasen hambre, no se sientan solas y sepan que tienen un lugar donde acudir cuando lo necesiten. Este comedor se inauguró en enero del 2013 y mereció una noticia en el portal de Betevé.


En definitiva, el Comedor Social Eixample es un lugar acogedor donde confluyen muchas historias de vida muy distintas, pero con el mismo punto en común: todos necesitan un lugar donde poder comer cada día y allí reciben el cuidado y el apoyo que necesitan tanto entre ellos, como por parte de las voluntarias.


Carolina Gramunt Gómez

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